Afortunadamente, el ser
humano se las ha ingeniado para transmitir lo que piensa y siente no solamente
a través de la lengua, sino también a través de gestos y, por supuesto, de la
escritura.
Las
nuevas creaciones tecnológicas han fomentado la transmisión de ideas por
lenguaje escrito. Pero como todo, tiene sus desventajas, y éstas radican en los
malos entendidos que se presentan al utilizar expresiones que no son del todo
claras para el receptor; tales como usar palabras que no pertenecen a nuestra
lengua o incluso expresiones idiomáticas que no son conocidas por todos los
grupos dentro de la sociedad.
Eso provoca que corramos ciertos riegos, como confundir a
quien recibe el mensaje, puesto que una palabra o locución puede tener varios
significados o el concepto que éste guarda no es del todo claro. Tal es el caso
que nos presenta la lectura Wells Chapel,
en la cual encontramos una situación muy frecuente y es el usar ciertas
abreviaturas que ni siquiera pertenecen
nuestro idioma, la peor parte es que al utilizarlas muchas veces no
somos correctamente conscientes de su definición, provocando malos entendidos y
faltando al contexto en las que se presentan.
La forma ideal de evadir este tipo de situaciones, es
ampliar nuestro vocabulario para tener un mayor repertorio de expresiones y
conocer el significado que hay detrás de palabras que son adoptadas de otros idiomas,
y que normalmente nos gusta usar.






















